El entorno digital se ha vuelto muy cambiante y dinámico. Dentro de este escenario, las empresas deben seguir cumpliendo con su principal finalidad. En este caso, se trata de que su gestión sea la adecuada para mejorar la productividad y resultar más competitivas.
El momento en el que vivimos devuelve una realidad corporativa en pleno proceso de transformación. Las organizaciones intentan deshacerse de su concepción analógica y afianzarse en lo digital.
Completar la formalización de este estado transitorio es un proceso inevitable. Las empresas que no lo entiendan así, perderán toda su visibilidad en un mercado completamente renovado y tecnológicamente avanzado.
Incluso en los perfiles profesionales del futuro, y que ya están siendo demandados, impera una renovación palpable en temas de la digitalización. De hecho, The Institute for the Future (IFTF) ha previsto que alrededor de un 85% de los puestos de trabajo de 2030 no existen en la actualidad.
Esto nos da una idea sobre la enorme transformación que conlleva la digitalización. Los negocios y los proyectos empresariales deben afrontar esta realidad. Lo cierto es que, en los dos últimos años, la demanda de perfiles profesionales vinculados al desarrollo tecnológico ha crecido casi un 30%.
En definitiva, podemos ver cómo las organizaciones deben apostar por las métricas ágiles para continuar siendo competitivas.
Desarrollar un nuevo producto, servicio, informe o literalmente cualquier cosa y llevarlo con éxito al mercado no es tarea fácil. Debe prepararse el concepto para ello, hacer la planificación, realizar la ejecución y el monitoreo y, solo entonces, llegar a la fase de cierre.
A primera vista, parece que ya se tiene todo planeado, por lo que se puede esperar que el proyecto se ejecute sin problemas. Sin embargo, las cosas generalmente no suceden tan fácilmente, ¿verdad? Hay cambios emergentes a los que la empresa debe poder responder para que el proyecto siga avanzando.
Aquí es donde entran en juego las metodologías ágiles. Son capaces de proporcionar una serie de beneficios al negocio, ayudándolo a ser más flexible, productivo, transparente, capaz de ofrecer una mayor calidad de productos y servicios, así como lanzarlos exitosamente al mercado.
Todo comenzó con la llamada «crisis de desarrollo de aplicaciones» a principios de los años noventa. Hubo un gran retraso de aproximadamente tres años entre la necesidad comercial de una aplicación y la entrega real del software.
Esos tiempos de espera significativamente largos llevaron a la frustración de los líderes de opinión en la industria del desarrollo de software. Comenzaron a organizar reuniones informales entre ellos, decididos a encontrar una manera de desarrollar soluciones de software de una manera más fácil y efectiva.
Así es como surgió la reunión, ahora famosa, de 17 líderes de desarrollo de software. Un par de días de febrero de 2001, en la estación de esquí Snowbird de Utah. El grupo se reunió para hablar sobre esquiar, beber algo, comer y relajarse. Sin embargo, lo que finalmente surgió fue el «Manifiesto Ágil» que cambió la forma en que gestionamos los proyectos en la actualidad.
Además, la gestión de proyectos ágil ayuda a los equipos a encontrar y resolver problemas más rápido y libera capacidad, lo que permite la rápida implementación de una solución determinada.
Originalmente tiene sus raíces en la industria del software, Agile representa un conjunto de creencias que se pueden utilizar para tomar decisiones sobre cómo producir mejor los productos de software.
Mucha gente lo confunde con ser una metodología, mientras que es más una forma de pensar para la resolución colaborativa de problemas. Su verdadera utilidad radica en proporcionar a las personas una base común para adoptar un enfoque específico para desarrollar soluciones con mayor celeridad.
En términos de gestión de proyectos, en general, la «agilidad» tiene cuatro atributos importantes:
El enfoque ágil para la gestión de proyectos pone un gran énfasis en la satisfacción del cliente. Se obtiene a través de una colaboración constante. El objetivo no es solo proporcionar a los clientes lo que pidieron, sino también lo que realmente necesitan.
El Agile parece ser la panacea para afrontar los rápidos procesos de negocio que trae consigo la transformación digital. Pero ¿cómo se introduce en la empresa? La aplicación del enfoque ágil a la gestión de proyectos ayudará al equipo de trabajo a:
Para conseguir implementar las metodologías ágiles en la empresa pueden seguirse una serie de consejos.
Antes de saltar a una nueva metodología de gestión de proyectos, es crucial identificar y enmarcar los objetivos del negocio. Debe haber una visión clara de cómo se espera que la nueva metodología ayude a los equipos de proyecto a alcanzar los objetivos de la compañía.
Uno de los elementos clave para la transformación ágil es tener la base adecuada: una organización cultural idónea que no teme a los cambios. Esto incluye primar liderazgo y talento dispuestos a adaptar y apoyar los principios ágiles. Aquí es donde la transparencia y la comunicación frecuente pueden suavizar este proceso.
Es crucial identificar cómo la implementación de Agile beneficiará a tus clientes, cómo este cambio ayudará a tu equipo a cumplir mejor con los requisitos y necesidades del cliente. Aquí hay tres preguntas para ayudarlo a determinar el posible impacto en tus clientes:
Intenta identificar todos los recursos del proyecto disponibles en tu empresa. ¿Tiene tu organización el talento y las habilidades para hacer que Agile funcione? ¿Tienes la infraestructura adecuada para admitir nuevas tecnologías y proveedores que puedan asumir el cambio a Agile? Para obtener los beneficios de Agile es imprescindible contar con las personas y la tecnología adecuadas.
El cambio a un nuevo enfoque de gestión de proyectos es un paso importante que afectará a los procesos, las personas y la forma en que se utilizará la tecnología. Involucra a los líderes y expertos de la empresa desde el principio. De esta manera se logrará determinar la mejor manera de lidiar con los próximos cambios, sin grietas significativas en el proceso de implementación.
En resumen, implementar las metodologías ágiles en la empresa trae al negocio un nuevo paradigma para lograr un tiempo de entrega más corto y sostenible. Además, aumentará el nivel de calidad y valor para nuestros productos, proyectos y clientes.