No tengas miedo al fracaso
Las y los emprendedores no le temen al fracaso. Han aprendido a replantearlo y a verlo como la clave del aprendizaje y el crecimiento constante. Lo utilizan para generar ideas, evitar repetir errores y mejorar los productos y servicios que ya son exitosos. Han convertido el fracaso en el motor más fuerte hacia el éxito.
Pensar de manera distinta sobre el fracaso también podría impulsar el crecimiento de tu negocio. ¿Qué puedes aprender de ese proyecto que fracasó? ¿Por qué hay una caída en la productividad de tu equipo? ¿Qué barreras impiden la comunicación entre diferentes equipos en tu empresa? Este tipo de preguntas te ayudará a convertir el fracaso en una herramienta para el éxito.
Aprende a tomar riesgos
Ser demasiado cuidadoso y nunca tomar riesgos es una manera de asegurar la muerte lenta de tu negocio. Kodak, VideoCentro y muchas otras empresas que quedaron en quiebra, aprendieron que no es bueno aferrarse a un modelo de negocios rígido o anticuado mientras el mundo sigue innovando. El cambio siempre requiere un riesgo, pero rechazarlo puede ser un error aún más grave.
Lo que podemos aprender de las y los emprendedores es que saben tomar riesgos y saben identificar momentos ideales para impulsar el cambio. Algunas empresas como Airbnb y Uber se lanzaron en medio de una crisis económica, y debido a su habilidad de tomar riesgos, alcanzaron el éxito.
Enfócate en los problemas que más necesitan solución
Las y los emprendedores no siempre inventan nuevos productos o construyen servicios desde cero. En realidad, muchos empresarios tienen esto en común: son intrépidos solucionadores de problemas. No se limitan a detectar el problema, sino que arriesgan su tiempo, su dinero, su reputación o algún otro bien para ofrecer una solución.
Tu empresa existe porque es la respuesta a alguna necesidad o algo que necesita resolver un cliente, así que el problema, es el que nos ayuda a comprender todo. Cuando te dedicas a entender los problemas de tu cliente, tu empresa puede realmente proponer productos y servicios de valor. Cuando pierdes de vista lo que causa problemas a tus clientes, dejas de entender qué soluciones necesitan. Encuentra los problemas, resuélvelos y observa cómo tus aportaciones dan frutos, tanto para tus clientes como para tu empresa.
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