1. “Siempre hemos hecho así las cosas aquí”
Cuando respondes con esta frase a alguien de tu equipo, lo único que logras es que esa persona se sienta mal de haber sugerido algún cambio y que nunca te vuelva a compartir sus ideas o propuestas.
Aunque sepas que las cosas se hayan hecho siempre de cierto modo, muestra apertura a nuevas ideas que puedan surgir. Dales la confianza de que pueden contarte nuevas formas de trabajo o ejecuciones que se les ocurran; aunque no puedan llegar a realizarse, explícales por qué y ofréceles retroalimentación.
2. “Te lo dije, ya lo sabía”
Seguramente habrá muchas ocasiones en las que logres adelantarte a lo que dirá un cliente, un Director o alguien a quien le estén presentando un proyecto, pero evita comunicárselo a tu equipo.
Sabemos que puede ser tentador dejar en claro tu postura o el expertise con el que cuentas, pero este tipo de actitudes lo que generan, es rechazo por parte de los demás ya que les darás a entender que sabes más que ellos o que ellos no pensaron más allá.
Evita en la medida de lo posible hacer esto o echar en cara a alguien que se lo habías advertido, en especial, en frente de otros.
Hay otras maneras de corregir y de compartir tu experiencia, por medio de pláticas, retroalimentación constructiva o consejos.
3. “No vale la pena hacer eso”
Si alguien te comparte alguna tarea que está realizando, una idea o una mejora en sus procesos, date la oportunidad de escuchar. Si tu primera respuesta es “no tengo tiempo” o “eso no tiene caso”, terminarás por matar la proactividad de tus colaboradores, y esto a la larga, te traerá problemas de actitud o de conformismo.
Recuerda que una de las mejores maneras de generar fidelidad y actitud positiva por parte de tu equipo, es hacerlos sentir importantes y que sus ideas tienen valor para ti y para la empresa.
4. “Ya no lo hagas, lo hago yo”
Si le asignaste una tarea a alguien y tiene problemas para realizarla o se acerca a ti para pedirte ayuda en algo, nunca le quites la tarea argumentando que tú la harás en su lugar.
Hacer esto provocará un sentimiento de frustración y fracaso en la otra persona, además de que si lo resuelves tú, estarás truncando su aprendizaje y desarrollo.
En lugar de decirle “mejor yo lo hago”, pregúntale en qué está teniendo dificultades, tómate el tiempo de explicarle nuevamente la tarea y ofrécele tu ayuda en cualquier momento en que la necesite.
Verás que al eliminar estas frases de tu día a día, construirás relaciones mucho más valiosas con los demás, y te ganarás su confianza y respeto.
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