¿El Talento joven es el futuro del trabajo post Covid?

 

La participación del talento joven en la definición de cómo debería ser el futuro del trabajo post Covid es clave. Según el estudio “Vuelta a la normalidad”, de Adecco, el 68% de los millennials creen que necesitan formarse y adquirir nuevos cursos, cualificaciones y otros desarrollos profesionales.

Desde la llegada de la pandemia en marzo del año pasado, los jóvenes han sido los más afectados por las consecuencias sociales y económicas. La tasa de desempleo juvenil ha ido en aumento, pues pasó de 18,7% antes del Covid-19 a 23,3% entre abril y junio de este año. Aunque ya vemos una luz al final del túnel, y las oportunidades de empleo son cada vez mayores, es importante reconocer el valor que tiene este talento al interior de las compañías.

A la pregunta sobre por qué el desempleo juvenil es un problema estructural a nivel global, nos encontramos con factores como poca oferta laboral en los primeros años de empleabilidad, jóvenes con bajos niveles de estudios, o incluso, con estudios poco demandados por las empleadoras.

Por eso, en el caso de Colombia, se han planteado esfuerzos con el propósito de ampliar la oferta laboral para este sector de la población y mitigar así el impacto de la pandemia. Iniciativas como la del Gobierno Nacional -que estableció un subsidio de 25% de un salario mínimo por nuevas contrataciones de jóvenes entre 18 y 28 años- han impulsado la creación de más de 55 mil empleos.

De esta forma, la situación actual debe servir como enseñanza para continuar trabajando con más intensidad en la mejora de las capacidades y competencias de los jóvenes. Se hace necesario además, seguir respondiendo a las exigencias y necesidades del mercado laboral para reforzar sus oportunidades en un momento de profundo cambio y transformación de la economía.

¿Qué hacer para cambiar el panorama actual?

En la actualidad existen diversas áreas de trabajo que reiteradamente se desatienden, lo que se podría resumir en la necesidad de implantar políticas activas de empleo medibles y evaluables, basadas en la colaboración público-privada, en el empleo y sobre todo en la formación.

Por otra parte, es importante crear un modelo de cualificación y formación continuas, alineado con lo que demandan empresas y empleadoras, incentivando la búsqueda

activa de trabajo y mejorando las transiciones entre la educación y el empleo. De hecho, según el estudio “Vuelta a la normalidad”, de Adecco, las ganas de aprender habilidades nuevas es evidente. En una encuesta a trabajadores, se reveló que el 68 % de los millennials creen que necesitan formarse y adquirir nuevas aptitudes para mantener su empleabilidad en los años venideros.

Para que el talento joven sea la punta de lanza de la competitividad económica y de la salida de las crisis, es importante tener algunos aspectos en cuenta. Es necesario que se le apueste a contar con competencias digitales, a la búsqueda de un reequilibrio en la presencia de jóvenes en grados universitarios y a la potenciación de la formación superior frente a los niveles más básicos. De igual manera, se debe poner el foco en los resultados y confiar en la colaboración colectiva entre entidades formativas y empresas.

Los jóvenes deben ser partícipes sobre cómo debería ser el futuro del trabajo post Covid. Ellos son la verdadera fuerza laboral. Los retos que vienen también deben partir desde la decisión y el compromiso individual de este sector de la sociedad; la clave es entrenar la resiliencia y la adaptación. Los jóvenes deben liderar el diseño de su propia carrera, teniendo una actitud abierta a los cambios para sacar lo positivo de cada persona y situación. Se debe incentivar una permanente motivación por el aprendizaje y la recualificación, y tratar también de proyectar la identidad laboral propia: tener un ADN único en términos profesionales es la clave para avanzar.

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